Málaga es una de esas ciudades que es imprescindible visitar en primavera. Antes de que llegue el bullicio del verano, Málaga y la Costa del Sol presentan por estas fechas su mejor cara. Buen tiempo, kilómetros de playa, gastronomía completa y variada, gran patrimonio artístico e histórico y una oferta cultural muy atractiva.

No importa las veces que hayas ido a Málaga porque siempre hay una nueva forma de vivir la ciudad. A pesar de todo, siempre existen momentos que no pueden faltar, como por ejemplo:

• Tomar unos espetos en alguno de sus barrios más emblemáticos, El Palo o Pedregalejo: Sin duda, si algo no puede faltar a nuestra visita es degustar el ‘pescaíto malagueño’ y concretamente,  su mejor símbolo, el espeto de sardina asado en las brasas de una jábega.
• A menudo, una imagen vale más que mil palabras. El Castillo de Gibralfaro corona el monte con el mismo nombre y nos permite obtener una impresionante panorámica de la ciudad con La Malagueta, el mar e incluso los Montes de Málaga.
• Sin duda, una visita a los grandes exponentes del panorama cultural malagueño, como son el Museo Carmen Thyssen y el Museo Picasso. Estos dos espacios nos permitirán adentrarnos en el mundo de pintura gracias a las más de 200 obras del genial artista malagueño y las piezas de importantes maestros de la historia de la pintura malagueña que alberga el museo Carmen Thyssen.
• Por supuesto, un paseo a pie por el centro  histórico de Málaga es imprescindible. Es donde se concentran muchos de los puntos de interés y además sus calles peatonales y las terrazas de bares favorecen la afluencia de gente y crean un gran ambiente. No se puede pasar la visita al Teatro Romano y la Alcazaba, a la Catedral conocida como ‘La Manquita’ o el paseo por la famosa calle Larios, la arteria principal.
• Por último, en Málaga también locales pintorescos donde es imprescindible acudir en nuestras visitas a la ciudad. Algunos como El Pimpi, la Antigua Casa de Guardia o el Café Central, forman parte del patrimonio la ciudad.